lunes, 12 de septiembre de 2016

El cirujano que se operó a si mismo


En 1961, durante una expedición a la Antártica, el cirujano ruso Leonid Rógozov se enfermó gravemente. Necesitaba una cirugía, y al ser el único médico en el equipo, se dio cuenta de que tendría que hacerla él mismo.
El viaje desde Rusia a la Antártica había tomado 36 días por mar y el barco no regresaría hasta el siguiente año. Volar, además, era imposible debido a la nieve y las ventiscas. Rogozov sabía que su apéndice podía reventar en cualquier momento, y que si eso ocurría muy probablemente moriría. Y mientras consideraba sus opciones, sus síntomas empeoraron. "Tenía que abrir su propio abdomen para sacar sus intestinos", dice Vladislav. "Él no sabía si eso era humanamente posible".

Comenzó con la operación cerca de las 22:00 el 30 de abril de 1961, con la ayuda de dos compañeros, que le alcanzaban los instrumentos y la utilización de un espejo para observar las áreas no directamente visibles, mientras que Rógozov estaba en una posición semireclinada. Rógozov hizo una incisión de unos 12 cm para buscar el apéndice. Media hora después del inicio de la operación empezó a sentir debilidad general y náuseas, por lo que de ahí en adelante tuvo que hacer varias pausas para descansar. Cerca de la medianoche terminó la operación.
Después de un breve período de debilidad postoperatoria, los signos de peritonitis desaparecieron. Siete días después de la operación, Rógozov retiró los puntos de sutura. En unas dos semanas pudo reanudar sus actividades normales

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